Sophie Schaeppi. La Cenicienta que quemó sus Diarios.




Sophie Schaeppi en 1880, detalle del cuadro Les amies de Louise Catherine Breslau, y representación con el facsímil de los primeros párrafos de su Diario.


 
 «Si pudiese quemar mis recuerdos tal como lo he hecho con los Diarios de mis años anteriores...» De esta manera, el 13 de junio de 1885, principia el Diario de Sophie Schaeppi que por ese entonces tenía treinta y tres años. El arquitecto Emile Bastien-Lepage (imagen) —el hermano de Jules, último amor si se quiere de Marie Bashkirtseff— se había casado unos meses antes, el 14 de febrero, y era su recuerdo el que Sophie pretendía desvanecer. Lo cierto es que con aquellas pruebas de amor que la atormentaban, Schaeppi ha dado a las llamas un tesoro invaluable para nosotros: el testimonio de sus años junto a Marie Bashkirtseff en la Academia Julian. No sabemos a qué edad había comenzado aquellos cuadernos que fueron cenizas pero sí que continuó escribiendo hasta pocos días antes de su muerte, a los sesenta y ocho años.


Sophie Schaeppi, Emile Bastien Lepage (sin fecha)



 

   «Ojalá pueda hacerme una posición independiente y libre, es todo lo que pido». Así, con estos párrafos del Diario de Sophie, comienza el extenso artículo titulado Le journal (el diario) de Sophie Schaeppi que Denise Noël escribió para el libro Femmes et Critique(s). Lettres, Arts, Cinéma, ed. Presses universitaires de Namur, que es una de las pocas fuentes a la que podemos echar mano acerca de la faceta literaria de Schaeppi. Según nos avisa Noël, el manuscrito del Diario permanece en manos de la familia de la autora y hasta el momento, lamentablemente, no se lo ha publicado. Como sea, la vida parisina de Sophie Schaeppi —y la de tantas otras muchachas de la Academia Julian— ha girado en torno a esa aspiración, al afán de alcanzar una existencia emancipada, a tanta distancia del ideal femenino de su época.


Sophie Schaeppi, Estudio para un retrato, 1880.
   

 Sophie Schaeppi, lo hemos visto en la entrada anterior, es la condiscípula de la Academia Julian, amiga de Louise Breslau, ante cuyas perplejidades Marie se exhibió completamente desnuda en 1878. Por supuesto, esos pasajes no existían en el Diario de Marie Bashkirtseff que hemos estado leyendo hasta ahora. Cuatro años más tarde, la hinchazón de aquella magulladura todavía no había menguado en el orgullo de nuestra heroína:

   «También dijo que madame Cartwright ha hablado mal de nosotras, "horrores" citó Soutzo. Fue cuando Breslau y Cía. le contaron que yo no quería conocerla. Esas cocineras iban a recitar a casa de la Cartwright todas las ligerezas que yo soltaba y Schaeppi mostró un croquis que hizo un día en que me desvestí frente a ella.» (Sábado 20 de mayo de 1882)
   Marie Bashkirtseff la había conocido en 1877, cuando ingresó en el atelier de mujeres. Sophie ya llevaba tres años allí.
   «Monsieur Julian le dijo a la criada del atelier que Schaeppi y yo somos las que más prometemos. Ustedes no saben quién es Schaeppi. Schaeppi es la suizota. ¿Eh?, ¡qué lenguaje!... Entonces, monsieur Julian agregó que puedo convertirme en una gran artista. Sé todo eso por Rosalie.» (Jueves 11 de octubre de 1877)
   «Como una bárbara recorrí los museos y las galerías. Schaeppi, Breslau y las demás desdichadas, que apenas tienen para comer, carecen de medios para ver todo eso, ellas que comprenderían y a quienes les haría tanto bien... Mientras que yo, bárbara, he mirado todo pero no he visto nada.» (Sábado 27 de octubre de 1877)
Autorretrato de Sophie Schaeppi, crédito del libro Der Tante Sophie Bilderbuch (La tía Sofía, libro ilustrado) Wintenthur, Kieschke, 1885. ©François Guex.

   Al día siguiente, Marie Bashkirtseff nos deja una diáfana pincelada acerca de la personalidad de la suiza.
   «Schaeppi comenzó mi retrato. Yo creía que semejantes criaturas no podrían existir. Jamás le vendría a la cabeza que una persona que le resulta simpática pueda empolvarse o llevar falsos cabellos. Para ella, un hombre que no dice la verdad desnuda es un impostor, un mentiroso, un horror, al punto de detestarlo.» (Domingo 28 de octubre de 1877)

Sophie Schaeppi, Luise Schaeppi, 1880
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   Schaeppi, originaria de un cantón suizo de habla alemana, la segunda de siete hermanos, decidida a hacer carrera como pintora se había costeado algunos estudios en su país, luego, tres años en Munich para recalar en 1874 en la Academia Julian. La vida en París no le era regalada, tiene que ganarse el hospedaje, las cuotas del atelier de mujeres, incluso el pan de cada día. Lo hace con lo único que sabe hacer: pinta retratos de gente conocida y la adinerada Marie Bashkirtseff no será una excepción: tendrá que posar para ella en más de una oportunidad.
   «Esta tarde el modelo es malo lo cual fue una mala razón para dedicarle esta semana a Schaeppi, que hará mi retrato.» (Lunes 18 de febrero de 1878)
   «Fuimos de negro a la iglesia. Aprovecho esta semana en la que Schaeppi va por fin a terminar mis retratos, para cumplir con mis deberes religiosos.» (Domingo 14 de abril de 1878)

   Sophie Schaeppi alquilaba una piecita en un albergue para artistas, donde también vivían otras camaradas de atelier. Durante las primeras épocas Marie Bashkirtseff visitó aquello que considera un santuario y fue cálidamente acogida allí.
   «Fui a ver a esta pobre Schaeppi a una pensión de la avenida del Gran Ejército. Una buhardilla absolutamente artística y de una limpieza que le da un aspecto casi opulento. Breslau también se aloja allí, lo mismo que varios otros artistas en ciernes. Croquis, estudios y un montón de cosas interesantes. Sólo ese contacto artístico, sólo esa atmósfera ya hacen bien.» (Viernes 16 de noviembre de 1877)
   «Yo, por mi parte, fui a visitar a mis artistas, Breslau, Schaeppi, Zeller, Forchhammer y la italiana que canta. Prefiero realmente ser la primera allí que la décima en otra parte. No es exactamente eso, sino que… allí soy la princesa, buena chica, liberal y todo lo demás y charlamos, cantamos, gritamos y sobre todo hay espíritu en el ambiente. A veces la italiana María canta… ¡y pensar que yo tengo una voz más hermosa que ella! (...) Allí, decía, soy la gran dama, me ven con una aureola y, como nunca me valgo de ella… les resulto doblemente encantadora. Si ustedes supiesen qué delicia es sentirse querida, admirada, ver que uno gusta, saberse escuchada ¡y que en todo eso no hay obligación, ni falsedad ni mentira!» (Domingo 2 de diciembre de 1877)
Justine Seitz-Zeller, Bodegón con rosas.

      ¿Quienes eran aquellas camaradas?
   De Louise Breslau, la de más brillante trayectoria, ya nos ocuparemos en un post aparte.
   Justine Zeller, suiza (1856-1921), se hará un nombre como paisajista y pintora de flores. Firmará sus cuadros J. Seitz-Zeller. (En la imagen de arriba, la única obra de Zeller que aparece en Internet)
   De Forchhammer hemos hablado en la entrada anterior.
   Y Maria, la italiana que canta, es Maria Feller, por aquel entonces la musa de Louise Breslau.

Louise Breslau, Les amies (las amigas), 1880. A la izquierda, Maria Feller, la italiana que canta, musa de Breslau en aquellas épocas; Sophie Schaeppi en el centro, trajinando su Diario tal vez, y autorretrato de Louise Catherine Breslau a la derecha.

   Casi se podría decir que un vínculo afectivo se había establecido entre Marie Bashkirtseff y las suizotas:
   «¡Esa pobre Schaeppi en cama! ¡Ni trabajo ni estudios y qué de gastos!» (Viernes 9 de noviembre de 1877)
   «Fui a llevarle té a Schaeppi pero ella había salido. ¡Pobre niña!, es una especie de languidez lo que padece ahora: desanimada y desesperada por estar enferma. Tratamos de distraerla pero, como no tiene un centavo, todo es verdaderamente deplorable. Como sea, estoy entre las seis más destacadas. ¡Pobre Schaeppi!» (Miércoles 28 de noviembre de 1877)
   «Estuve en casa de las suizotas, junto al árbol de navidad. Todo estuvo alegre y amable pero yo tenía ganas de dormir, luego de haber trabajado hasta las diez de la noche. Estoy apenada. En casa no se festeja y eso provoca tristeza. Fue en compañía de las artistas que escuché sonar la medianoche. Echamos augurios a la suerte: Breslau será laureada, yo tendré el Premio de Roma y las otras, fracasos y bofetadas. Yo, además, tendré un beso de Robert-Fleury. Es, cuanto menos, sorprendente. ¿Por qué no  Zeller y Schaeppi laureles y Breslau y yo, fracasos?» (Lunes 31 de diciembre de 1877)
Sophie Schaeppi, El otoño, 1880

   Marie puede pagarse profesores particulares:
   «Breslau y Schaeppi han escuchado conmigo la lección de anatomía.» (Jueves 13 de diciembre de 1877) 

   Pero la rivalidad entre Breslau y Bashkirtseff, las dos más talentosas del atelier, no permite que los tiempos venturosos se extiendan por mucho más. Una serie de roces entre ambas las habrán de distanciar. La altiva Marie Bashkirtseff era, estamos seguros, un personaje difícil de digerir. Schaeppi, amiga de Breslau, quedará en medio.

   «Los retratos de Schaeppi se fabrican por veinte francos. Valuando caros los espantosos pies que ella hizo, cuestan cincuenta francos. Cincuenta y veinte hacen setenta. Pero como yo había dicho un día que daría cien francos por mis pies bien hechos, quedó por sobreentendido que era eso lo que ganaría, vistas mis generosas maneras. Esas cochinas se sienten en poder de manejarme porque tuve mil bondades para con ellas. Las traté como a perros y les arrojé ciento cincuenta francos para que se limpien con ellos.» (Lunes 13 de mayo de 1878)
   «¿Saben?, Schaeppi no está para nada contenta. Sin dudas ella pensaba que debería haberle dado quinientos francos puesto que soy rica. Mientras que me aprestaba a pintar mi retrato de muerto luego de haber tamborilleado previamente bastante ese proyecto, según mi carácter, Breslau pintó ya uno esta semana. Eso me hizo decir hablando con las demás que realmente mis ideas deben valer algo porque siempre hay imbéciles para recoger las peores y las más desechadas.» (Jueves 16 de mayo de 1878)
Sophie Schaeppi, En un rincon de mi jardin, 1882

   Pero Marie y Sophie no se guardarán rencor.
   «Le pagué a Julian y charlamos de un montón de cosas. He visto a Schaeppi, que regresó de Suiza y está desconsolada por no tener dinero para venir a trabajar. Les juro que si llego a atrapar trescientos francos le pagaré un abono de seis meses.» (Lunes 10 de marzo de 1879)
Sophie Schaeppi, Flores, sin fecha.


   Incluso lamentará haberse distanciado de Breslau. La irlandesa Sarah Purser intentará interceder entre ambas.
   «Sarah quiere reconciliarme con Breslau. Me pongo difícil pero sé que en el fondo eso me haría feliz. Breslau, Maria, la italiana, su amiga, Sarah y Schaeppi se alojan en una pequeña vivienda en Ternes, que para mí sería un precioso rincón.» (Sábado 5 de abril de 1879)


   Digamos aquí que Sarah Purser (1848-1943), habrá de ser una destacada pintora, dedicada principalmente al retrato. Incursionará también en el arte del vitral. Louise Breslau mantendrá con ella una correspondencia a la que todavía no hemos podido acceder: «Lettres à Sarah Purser (1884-1926)», National Library of Irland, Dublin, Irlanda.

Sarah Purser y algunos de sus retratos. A la derecha, vitral para la catedral de Dublin.

   Mientras tanto, Sophie Schaeppi trabajará y trabará amistad con Théodore Deck (1823-1891), considerado uno de los mejores ceramistas franceses del siglo XIX y quien desde 1887 será director de la Manufacure nationale de Sèvres. Deck le conseguirá clientes para que Sophie pinte sus retratos en platos que luego se esmaltarán en la fábrica Deck. Durante esta etapa en la que llega a pintar alrededor de trescientas piezas, Schaeppi alcanzará por momentos cierta estabilidad económica.

Sophie Schaeppi, plato decorado para la fábrica Deck.
 «Esta Schaeppi está loca. Me pidió permiso para hacer mi retrato sobre un plato de Deck. Me he rehusado lo más amablemente posible.» (Lunes 20 de diciembre de 1880)

Théodore Deck (1823-1891 y algunas de sus cerámicas esmaltadas.

   Para Sophie Schaeppi el respaldo de Deck, que tenía la edad de su padre, será fundamental cuando los tiempos malos arriben.
   «Deck me adelantó dinero. Le había dicho que sólo me quedaban tres cosas por hacer: o hacerme cocotte o arrojarme desde mi quinto piso ¡o volverme a Suiza! Estaba desolado al verme tan abatida y me dijo que vaya allí más a menudo, sin problemas.»
   Las cocottes eran mujeres galantes de alta gama, muy de moda en el París de esos tiempos.

Sophie Schaeppi (manos a la obra sobre un plato de Deck) por Louise Catherine Breslau.


   En contraste, Marie Bashkirtseff lamentará su propio buen pasar:
   «Pero ¿qué quieren que encuentre en el medio banal en que yo vivo? Breslau es pobre, es cierto, pero vive en una esfera enteramente artística. Su mejor amiga, Maria, es música. Schaeppi es original, aunque común, pero también artista. Más un poeta ridículo de pelo largo y Sarah Purser, pintora y filósofa con la cual se pueden tener discusiones interminables sobre el kantismo, etc., etc, sobre la vida, sobre el yo y sobre la muerte que hacen reflexionar y que graban en el espíritu lo que se ha leído o escuchado. Y otras personas a las que no conozco después de que nos distanciamos hace dos años. ¿Y yo, con mi familia ignorante y burguesa? (...) Hasta el barrio en que vive Breslau, Ternes. Y el mío, tan limpio, tan uniforme, donde no se ve ni una pobretona, ni un árbol sin podar ni una calle tortuosa. En síntesis, ¿me quejo contra la fortuna? No, no. Pero constato que la comodidad impide el desarrollo artístico y que el medio en el que se vive es la mitad del hombre.» (Domingo 18 de diciembre de 1881)

   Ya en la madurez de Breslau, Hélène, una nieta de la cantante Maria Feller será también su modelo, a quien dejará plasmada en numerosos cuadros. (Madeleine Zillhardt «Louise Catherine Breslau et ses amis»).
   El poeta de pelo largo es Henry Davidson, que Louise Breslau pintará de cuerpo entero.

La pintora y su modelo, autorretrato de la madurez de Louise Breslau con Hélène, la nieta de Maria Feller y Retrato del poeta Henry Davidson, obras de Louise Catherine Breslau.

 Cuando Marie Bashkirtseff se siente segura y deja de concurrir al atelier de mujeres, la relación con Sophie Schaeppi comienza a diluirse. Marie abandonará esta vida en 1884.

   Sophie continuará en París una década más. Su Diario nos da testimonio de las peripecias de aquellos años dedicados al arte en las que el trabajo en la comodidad del atelier quedaba atrás y había que pintar al aire libre:
   «Fuimos a Reclos en un carro destartalado de dos ruedas, tirado por un asno que no quería caminar y que en los campos corría detrás de las vacas. Condujimos nosotras mismas, Lulú [Breslau] y yo. [...] a menudo caíamos la una sobre la otra en el fondo del coche, nosotras, los dos perros, la caja con las pinturas, caballetes y sillas plegables, era un desastre espantoso.»

Sophie Schaeppi, fotografía sin fecha.


   En 1894 el sueño parisino de Sophie Schaeppi llega a su fin. Muerta su madre, Louise Leuzinger, que a su vez era hija de un profesor de dibujo y que la había alentado en su carrera artística, Sophie debe regresar a Suiza para atender a su padre anciano y abandonar de esa manera «toda veleidad de carrera en París», como bien precisa Denise Noël en su artículo.

Sophie Schaeppi, Retrato de su padre, Johann Jakob Schäppi, 1896.

 
   Anne-Catherine Krüger, historiadora de arte que estaba escribiendo un libro sobre Sophie Schaeppi (que habría de ser lanzado el año siguiente) el 26 de julio de 2014 firmó una nota para el diario suizo Tager-Anzeiger. Se refirió allí, entre otros items del Diario de Sophie, a los dolorosos tiempos de la Primera Guerra Mundial durante la cual Suiza, país neutral, acogía a decenas de miles de heridos de todas las nacionalidades. Citamos de ese artículo un párrafo del Diario de Sophie Schaeppi del 10 de marzo de 1915:
   «Es doloroso cada noche ver pasar el tren con personas malheridas. Cerca de nuestra casa la formación ralentiza la marcha antes de entrar en la estación. Se pueden ver claramente todas las camillas suspendidas de las paredes. Los menos graves abren las ventanillas y gritan a todo pulmón: ¡Viva Suiza! No puedo contener las lágrimas.»

Sophie Schaeppi, Castillo Elizabeth en la isla de Jersey, 1896.

  Muy poco más es lo que sabemos. No dejaremos de lamentar que su Diario no haya despertado interés en ninguna casa editorial. Tampoco hemos podido localizar el libro de Anne-Catherine Krüger que, esperábamos, nos diesen un panorama más completo de la vida de Sophie Schaeppi —el artículo de Denise Noël sólo abarca los últimos diez de los veinte años que vivió en París—, de sus años suizos y de los primeros años en Francia.

Sophie Scheppi, Árboles frutales en flor, 1900
 
 ¿Qué habrá sido de la vida de nuestra Sophie durante sus últimos casi treinta años en el cantón suizo? ¿Habrá logrado quemar sus recuerdos? ¿O mencionará en sus Diarios de esas épocas a los tiempos de sus cuadernos hechos cenizas?, ¿a Marie Bashkirteff y a su paso por la Academia Julian? ¿Hablará de la aparición del Diario de Marie en 1887? ¿Deplorará, como lo ha hecho Bojidar Karageorgevitch, el cúmulo de censuras y falsedades que ha albergado aquella edición? ¿Lo contrastará con el suyo? ¿Cuánta luz podría echar su Diario sobre las vidas de cuántos de aquellos personajes a los que hoy está devorando el olvido? ¿Lo sabremos alguna vez? ⬜


© José H. Mito



Crédito de algunas de las imagenes de las obras de Sophie Shaeppi: www.sikart.ch - Fotografías de Anne-Catherine Kruger



Del Índice de personajes citados en el Diario de Marie Bashkirtseff.


Sophie Schaeppi en el Glosario de la versión en español del Diario de Marie Bashkirtseff, de próxima aparición, actualmente en etapa de revisión general. La edición constará de dos volúmenes con un total de poco más de mil seiscientas páginas, de las cuales alrededor de cien estarán ocupadas por este índice de los miles de personajes citados —la mayoría mencionados sólo por el apellido— a los cuales en gran medida hemos podido identificar para este trabajo de traducción. La edición integral en francés del Cercle des Amis de Marie Bashkirtseff publicada entre 1995 y 2005 abarca dieciséis tomos. Esta versión en español es una selección de textos escogidos que representan un cuarenta por ciento del total, con una rigurosa continuidad narrativa, en la que se pretende rescatar a la verdadera Marie Bashkirtseff. para el público hispanoparlante.



Marie Bashkirtseff Dixit: «Un genio puede hacer alguna cosa mala pero un imbécil no puede hacer una sola buena.» (Martes 14 de enero de 1879) 




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Te invito a visitar mi web site en homenaje a Marie Bashkirtseff, donde podrás encontrar una galería bastante completa de sus obras:

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