A cenar, Tony Robert-Fleury y Rodolphe Julian.





Tony Robert Fleury y Rodolphe Julian, fotos de época, coloreadas.

    Promediaba la década de 1860. Pierre-Louis-Rodolphe Julian, que había nacido el 13 de junio de 1839, estudiaba pintura en París. Había llegado desde Lapalud, un pueblito de dos mil quinientos habitantes en el Sur de Francia, e intentaba hacer realidad allí sus sueños, aun a costa de una vida de privaciones que le hará saber del hambre más de una vez. 
    Había logrado, a hombros de muchos esfuerzos, alquilar una vivienda con un gran depósito, bastante bien iluminado, ideal para instalar allí su atelier. Puesto que necesitaba un modelo para sus prácticas y muchas veces no contaba con el dinero suficiente, se le ocurrió reunir a un grupo de estudiantes para sufragar el monto entre todos. 
    De allí a pagarle a un maestro para que fuese a corregirles los trabajos había sólo un paso y es el que Rodolphe tuvo la genial idea de dar. 
    Poco más tarde colocaba un cartel en la puerta del atelier del N° 36 de la calle Vivienne: "Aquí, lecciones de pintura (25 francos por mes), gran atelier, bien iluminado, modelo escogido. Se ruega traer su caballete", esto último porque no tenía ningún recurso para mobiliario. 
    Aunque suene inverosímil, acababan de nacer las Academias Julian que, en sus épocas de esplendor habrán de contar distintos establecimientos —alguna fuente dice que eran diecisiete— en todo París y que, con varios cambios de dueños, llegó hasta el siglo XXI. 

La Académie Julian en el N° 31 de la Rue du Dragon, París. Imagen: captura de pantalla Google maps, octubre 2017.

    

    Según las escasas notas biográficas que hemos podido encontrar, Rodolphe Julian tenía talento para la pintura. Había comenzado a exponer en 1863 y lo hará durante los siguientes años. Lamentablemente casi nada de sus obra pictórica ha llegado hasta nuestros días. Según el periódico Le Monde Ilustré del 29 de junio de 1867, Julian estaba exponiendo en el Salón su obra Fauno prediciendo el futuro a unas ninfas, a la que el crítico califica muy positivamente.

Rodolphe Julian, Madona, circa 1880.

   Aunque sí hemos podido descubrir una serie de aguafuertes y de dibujos que realizó para ilustrar un libro sobre luchadores, trabajos en los cuales hace gala de su dominio de la figura humana.

Rodolphe Julian, ilustraciones para el libro Ompdrailles, le tembeau des lutteurs, de Léon Cladel, A.Cinqualbre éditeur, Paris, 1879. 

    Dos factores se dieron cita para que el emprendimiento de aquel pintorcito venido de provincia alcanzase en pocos años un éxito rutilante. En primer término, en tiempos en que Francia no tenía rivales como epicentro artístico y cultural del mundo, la muy prestigiosa Escuela de Bellas Artes de París era gratuita pero la admisión pasaba por un riguroso examen de idioma francés, con lo cual las finanzas del Estado buscaban protegerse de la avalancha de estudiantes extranjeros. Julian, que cobraba una mensualidad bastante elevada, ofrecía una formación de excelencia puesto que había reclutado a los mismos profesores de la escuela oficial y, en poco tiempo, logró que su academia se convirtiese en la alternativa ineludible para aquellos jóvenes forasteros que no se atrevían a enfrentar el examen de ingreso de la enseñanza estatal. 

    En 1876, un año antes de que Marie Bashkirtseff llegase al atelier de mujeres, Rodolphe Julian exponía en el Salón un cuadro titulado Una academia de pintura, seguramente una imagen de su atelier, del que sólo hemos podido hallar este grabado para imprenta realizado por un artista de la época. Faltaban todavía unos pocos años para que la industria gráfica incorporase el proceso de reproducción de medias tintas a través de puntos, sistema con el que se alcanza la fidelidad de la imagen a partir de una fotografía y que aun hoy en día continúa utilizándose.

Rodolphe Julian, Una academia de pintura (1876), clase mixta en uno de sus atelieres. Grabado de la época a partir del óleo sobre tela original.

«Estoy con él un poco como Julian con las alumnas extranjeras, a quienes les habla estilo indígena para hacerse entender… »
(Jueves 3 de junio de 1880 )
    En segundo término, Rodolphe Julian tuvo la suficiente lucidez como para abrir sus atelieres a las estudiantes mujeres que —en Francia como en casi todas partes del mundo— tenían vedado el acceso a la enseñanza oficial, eso debido a la incomodidad que para aquella época, la victoriana, suponía que las muchachas trabajasen con modelos masculinos desnudos. Si bien  al principio los cursos eran mixtos, luego establecerá atelieres separados, acaso debido a la misoginia de los alumnos varones. En aquellas épocas, cuando algunas de las muchachas destacaba en su arte, era de norma afirmar que su estilo era viril, para nada femenino.
«El Atelier de las mujeres participa de ese esplendor y Robert-Fleury rivaliza con Lefebvre y Boulanger. A cada cosa, Julian dice: —¿Qué dirán abajo?—, o: —Querría mostrarles esto a los señores de abajo—. Yo suspiraba siempre por ver descender uno de mis dibujos. Y es que sólo lo hacen para jactarse y para hacerlos rabiar, porque allí se dicen que lo de las mujeres no es cosa seria. Hace tiempo que pienso en el honor de bajar allí. Pues bien, hoy entró Julian y, luego de examinar mi academia [desnudo], habló así: —Termínelo bien y lo bajaré—. Estoy más contenta que con el nacimiento de los cachorros de Pincia» (miércoles 9 de octubre de 1878)

Marie Bashkirtseff, Estudio de figura masculina. Museo estatal ruso, San Petersburgo, Rusia.

    Pronto el alumnado resultó tan numeroso que Julian debió abrir otro atelier en el N° 27 del pasaje des Panoramas, a menos de cien metros del de la calle Vivienne. 

    Fue apenas unos años más tarde de aquellos rudimentarios comienzos que hemos descrito, que Marie Bashkirtseff comenzará a seguir los cursos de una ya prestigiosa —en Francia y en el mundo— Academia Julian. En tanto que el atelier de hombres se situaba en la planta baja, las mujeres se acomodaban en la tórrida planta superior.
«No sé cómo es que ocurrió pero tengo ganas de quedarme en París. Me parece que un año en la academia Julian me hará bien, como base.» (...) «A pesar de todo ese trajín, tuve tiempo de ir al atelier Julian, el único serio para mujeres. Allí se trabaja todos los días de ocho a doce y de una a cinco. Un hombre desnudo posaba cuando monsieur Julian me condujo al salón.» (Sábado 22 de setiembre, martes 2 de octubre de 1877)
    Por aquel entonces, a menos de diez años de su fundación, la Academia Julian contaba con los mejores profesores de París.
«Pero, de hecho, los señores de abajo tienen a Robert-Fleury, a Boulanger y todavía a algún otro, mientras que nosotras sólo a Robert-Fleury, lo que no es justo.» (Martes 13 de noviembre de 1877)
   

    Ese algún otro era Jules Lefebvre. Jules-Joseph Lefebve (foto) tenía cuarenta y tres años y era un destacado pintor académico, es decir de la escuela tradicional, esa a la que habían venido a oponerse las nuevas corrientes como, por ejemplo, el incipiente Impresionismo. 
    Rodolphe Julian, que reclutaba a sus profesores en la escuela oficial de Bellas artes, impartía una formación clásica a sus alumnos. 
    Marie Bashkirtseff, antes de rebelarse contra el academicismo, lo veía de esta forma:
«En pintura es como en literatura: hay que aprender primero la gramática, luego nuestra naturaleza nos dirá si tendremos que componer dramas o cancioncillas.» (Sábado 15 de enero de 1881)

Jules-Joseph Lefebvre, Pandora y Diana sorprendida, ambas en el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires.

    Gustave Boulanger (foto), otro de los maestros del atelier de varones, era un pintor orientalista y también escultor. Había ganado el prestigioso Premio de Roma en 1849. El Premio de Roma, otorgado por el Estado francés y que le permitía al ganador formarse en Italia durante cuatro años, fue durante tres siglos el más importante galardón al que un artista de cualquier nacionalidad podía pretender. Gustave Boulanger ha decorado numerosos edificios para el Estado francés, la Ópera de Paris por ejemplo. Tenía cincuenta y tres años en la época en que Marie Bashkirtseff ingresó a la Academia.

Gustave Boulanger, El vendedor de esclavos.

   
    Otro de los grandes maestros que concurrían a la Academia Julian para impartir clases o corregir trabajos era William-Adolphe Bouguereau (imagen) que, cuando Marie Bashkirtseff comenzó a estudiar, tenía un año menos que Boulanger y era miembro de la Academia francesa. Pintor del academicismo, había ganado el premio de Roma en 1850. Marie no lo menciona en su Diario pero tal vez Bouguereau se ocupaba de los alumnos del otro atelier, el de la calle Vivienne, ya que en el del pasaje des Panoramas sólo parecían impartir clases Lefebvre, Boulanger y Tony Robert-Fleury.

William-Adolphe Bouguereau, La juventud de Baco.

    Rodolphe Julian tenía treinta y ocho años y se ocupaba del día a día ya que los maestros sólo pasaban una vez por semana a corregir y orientar a los estudiantes.
«Me obligaron a recomenzar dos veces el retrato de frente antes de que quedasen satisfechos. En cuanto a la academia [el desnudo] fue más fácil, casi se hizo sola y monsieur Julian no corrigió ni una línea. (...) En fin, trabajo con artistas, verdaderos artistas que han expuesto en el Salón y a quienes se les pagan sus cuadros y sus retratos y que, incluso, dan lecciones.» (Jueves 4 de octubre de 1877)

Marie Bashkirtseff, Retrato de mujer, estudio en el atelier de mujeres de la Academia Julian.

«Los sábados viene al atelier monsieur Tony Robert-Fleury, el pintor que hizo «El último día de Corinto», adquirido por el Estado y exhibido en el Luxemburgo. Por cierto, los primeros artistas de París vienen de tiempo en tiempo a darnos consejos.» (Sábado 13 de octubre de 1877)
Tony Robert-Fleury, El último día de Corinto.
 
    Marie Bashkirtseff ha desplegado a lo largo de su corta exitencia una energía sin límites para el trabajo. Por lo general en las mañanas era la primera en llegar al atelier y solía también aprovechar las clases nocturnas que implementaba el maestro Julian en momentos en que las cursos de día no bastaban para la cantidad de alumnos que iba siempre en aumento.
«Y, a la noche, porque esta noche está abierto para los cursos nocturnos, otro hombre, también para la academia. Monsieur Julian se quedó atónito al verme a la noche. Trabajó con nosotros, lo que me complació mucho.» (Jueves 15 de octubre de 1877)

Marie Bashkirtseff, Vieja italiana, estudio en el atelier de mujeres de la Academia Julian.
 
    Sin embargo, nuestra heroína tenía una debilidad y ésa era la política. Se apasionaba por asistir a los debates en la Cámara de Diputados en los que su gran ídolo, el bonapartista Paul de Cassagnac, jugaba un rol protagónico en la oposición al gobierno republicano.
«En la escalera encontré a Julian, que se sorprendió de verme partir tan pronto. Le expliqué y le repetí que sólo Versalles podía sacarme del atelier. Me contestó que era muy admirable que pudiese salir a entretenerme tan fácilmente.» (Jueves 8 de noviembre de 1877)
    Marie, que había aprendido a tocar el piano desde muy niña, en esas épocas se interesaba por un nuevo instrumento al que rápidamente había logrado dominar. Esto pasaba en una de las clases nocturnas:
«El trabajo se interrumpió, entró Julian, yo me instalé en lo alto del taburete para dar comienzo al concierto. Puedo tocar lo que quiera con la mandolina. Después canté. Había varias alumnas que no trabajan de noche, venidas expresamente a escucharme.» (Jueves 14 de febrero de 1878)

Marie Bashkirtseff, Retrato de hombre, estudio en el atelier de mujeres de la Academia Julian.
 
    Y siempre, durante esos primeros años, allí estará Louise Breslau, omnipresente.
«Esa canalla de Breslau ha hecho una composición: «Lunes a la mañana» o «La elección del modelo». Todo el atelier está allí, los modelos sobre la mesa y Julian a mi lado y también Amélie, etc. etc. Está correctamente hecho, bien la perspectiva, la proporción, las semejanzas, todo. Cuando se sabe hacer algo como eso, se será un gran artista. ¿Lo adivinaron, no es cierto?: estoy celosa. Es bueno, porque eso me acicateará.» (Viernes 23 de noviembre de 1877)
    Y también los sempiternos problemas de dinero en casa que se habían manifestado desde sus primeros días en la Academia:
«Hace dieciocho días que dibujo. Habrá que pagarle a Julian. No dice nada pero me entregó la factura y parecía molesto.» (Jueves 25 de octubre de 1877)
   
    En cuanto a Tony Robert-Fleury (foto, de su juventud), había nacido el 1° de septiembre 1837 y tenía dos años más que Julian. Durante las primeras épocas Marie sentía por él un respeto rayano en el temor y, según ella misma lo confiesa, no podía dirigirle la palabra sin ponerse colorada. Veamos cómo lo describe:

«Mi pintura está mucho mejor y mi academia muy bien. Por otra parte, Robert-Fleury me prometió venir a verme aquí en casa y darme consejos para mi escultura, que voy a comenzar dentro de poco. Juzgó nuestro concurso: 1. Breslau. 2. Yo. En pocas palabras, debo estar contenta. Es muy gentil en ocuparse de mí por la escultura ¿no es cierto? Creo que Breslau lo adora en secreto, en realidad todas lo adoran un poco. En cuanto a mí… tal vez ustedes habrán notado que jamás dije si es joven o viejo, negro o blanco. Pero se los voy a decir. El bastante ilustre Tony Robert-Fleury es hijo del célebre Robert-Fleury, miembro del Instituto y decano de un montón de cosas, antiguo director de la escuela de Roma...»



Tony Robert-Fleury, Joseph-Nicolas Robert-Fleury (1797-1890), su padre.

«...Tony es un pintor tranquilo, sensato. Dibuja admirablemente, compone bien, colorea mal, pinta bastante bien, recibe medallas: Caballero de la Legión de Honor, vende sus cuadros al Estado. «Masacre de los polacos», «El doctor Pinel en la Salpêtrière», «El último día de Corinto», etc. Poco de ingenio pero conocimientos sólidos y una reputación considerable. Enseña perfectamente. ¿Qué más quieren? Tiene cuarenta y dos años y aparenta treinta y cinco, pálido, castaño, ojos azules. Trazos grandes y firmes, incluso gruesos. Un poco enfermo de los pulmones, cosa que me disgusta (ver La piel de zapa, de Balzac). Excelente carácter, maneras suaves y un poco burlonas aunque eso debido a la forma en que les habla a las mujeres, muchas de las cuales se molestarían por ser tratadas como hombres. Es muy severo en cuanto al trabajo en general y se cree obligado a atenuar esa severidad por medio de bromas empalagosas y sonrisas paternales. Para esas mujeres es un verdadero maestro, lo mismo que para mí, porque yo no veo en él más que al profesor.» (Sábado 26 de octubre de 1878) 

Tony Robert-Fleury, El doctor Pinel en la Salpêtrière, el hospicio de enfermos mentales de París.
 
   Marie Bashkirtseff hizo rápidos progresos. Periódicamente se llevaba a cabo un concurso entre todas las alumnas y, poco más de un año después de su ingreso, Marie lograba arrebatásela a "las grandes": a la propia Breslau, a la excelente Magdeleine Delsarte o a la gran Jenny Zillhardt, a quien admiraba.
«Después de esa vigilia apenas me pude despertar a las once y media. El concurso fue juzgado a la mañana por los tres maestros en su totalidad. Lefebvre, Robert-Fleury y Boulanger. Llegué al atelier a la una para conocer el resultado. Esta vez las grandes han concursado y lo primero que escuché al entrar fue: —Pues bien, mademoiselle Marie, ¡venga a retirar su medalla!—, en efecto, mi dibujo colgaba en la pared con un alfiler y portaba la palabra PREMIO. (...) Hice subir un ponche tal como se acostumbra abajo y llamamos a Julian. Me felicitaron porque muchos se imaginan que he llegado al máximo de mi ambición y que ya se han desembarazado de mí.» (Martes 14 de enero de 1879)

Marie Bashkirtseff, Retrato de un italiano, enero de 1879. Medalla en el concurso interno del atelier de mujeres.

    Tony Robert-Fleury había sido condecorado con la Legión de Honor —la máxima distinción francesa— en 1873. Tres años antes lograba su consagración en el Salón de París. Sin embargo, parece que en aquellos tiempos algunos nubarrones opacaban el brillo de su estrella.
«Qué buen hombre este Tony. Lo aprecio mucho más porque sé que no es feliz. La autoridad del apellido de su padre y su talento naciente le significaron la medalla de honor en 1870. Luego, poco a poco, todo se fue olvidando, todo se borró y le apareció un enemigo que, con influencia sobre Wolff, del Figaro, consiguió la hostilidad de este terrible periodista para con él. Con eso quedó absolutamente opacado y, mientras que gente como Cot hacen grandes retratos bien pagados, Tony se debe contentar con los pequeños que, si bien le reportan dinero, no le dan ninguna satisfacción.» (Miércoles 24 de marzo de 1880 )
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 Fotografía de Albert Wolff (1835-1891), el poderoso crítico de arte del Figaro, y retratos por Manet y Jules Bastien-Lepage. Por último, busto funerario del cincel de Jules Dalou.

    El maestro había comenzado a visitar la casa y el atelier de Marie Bashkirtseff y, en cierto momento y tal vez por compromiso, ésta se sintió en la obligación de insinuar que podría encargarle su retrato.
«Vino a la tardecita y, aparte de sus buenos consejos, pasamos una buena velada juntos, alrededor del samovar y también en mi atelier (...) Tony no es un hombre remunerado ni interesado como Julian, es más, es un hombre serio. Esta noche me contó lo que le había dicho a madame Breslau: que de todas las del atelier sólo su hija y yo tenemos disposiciones excepcionales.» (Miércoles 19 de noviembre de 1879)
«¡Ah! Dichoso de Tony que robará mi dinero por ese retrato. Son cuatro mil francos (...)  Yo también los lamento ¡pero qué quieren! Si no hubiese hablado de ese estúpido retrato todo iría bien. Ese hombre es tan bueno… » (Sábado 22 de noviembre de 1879)
Marie Bashkirtseff, Muchacha con sombrero ornado con una pluma azul, circa 1879.

    En cuanto a Rodolphe Julian, éste le dispensaba a Marie una dedicación fuera de la relación maestro-alumna que no sabemos si era situación corriente también con los demás estudiantes. Marie Bashkirtseff, por cierto, muy extrovertida, jocosa, independiente, muy leída, interesada seriamente en la política, era dueña de una personalidad fuera de lo normal para una chica de su época.
«Hoy entré y me quedé cerca de dos horas en el confesionario de Julian, aunque les parezca fabuloso.» (Lunes 19 de mayo de 1879)
«Visitamos a Julian para invitarlo a cenar y éste puso treinta mil excusas, diciendo que eso le quitaría toda autoridad sobre mí y que entonces ya no habría forma de que las cosas funcionen, peor todavía:  el menor gesto de complacencia hacia mí parecería un nepotismo escandaloso. Teme que se dirá que le damos de comer y que yo hago lo que quiero en el atelier porque soy rica, etc., etc. » (Lunes 24 de noviembre de 1879)
    Como sea, a partir de ese momento, Julian y Tony, juntos o por separado, comenzaron a ser comensales asiduos en las siempre muy concurridas cenas de los Bashkirtseff. «A cenar, Tony y Julian», será una frase que se repetirá decenas de veces en las páginas del Diario de Marie Bashkirtseff.
«Esta noche, cena de artistas. Robert-Fleury, Julian, Bojidar, Alexis, Berthe y Tchoumakoff. Mamá encontró a Tony muy bello. Es, sin embargo, verdad. Lo creía pequeño y es alto, tiene cuarenta y un años y no aparenta más de treinta y cuatro.» (Miércoles 3 de diciembre de 1879)

Marie Bashkirtseff, La lectura, 1880

    En 1880 Marie ya está en condiciones de elaborar una obra capaz de ser admitida en el Salón de París que era, tal como ya lo expresamos en otro post, el acontecimiento artístico más importante del planeta desde hacía más de cien años.
«Esta mañana Julian vino a mi atelier y juntos buscamos poses para el Divorcio. Espero comenzar mañana.» (Viernes 20 de febrero de 1880)
    Pintora novata, absolutamente desconocida, Marie debía suplir su inexperiencia con algún golpe de efecto. Pintaba entonces a su prima Dina leyendo un libro muy en boga en el momento y que ya había provocado más de una polémica, La cuestión del divorcio, de Alexandre Dumas, hijo. 
«Por lo demás, Julian piensa que Tony ha trabajado en mi cuadro y ustedes bien saben qué es lo que ha hecho. Todo estaba dentro de una gama muy oscura, él le ha dado un toque de claridad por todas partes y yo lo he repintado a conciencia, salvo el trozo de la manga de muselina. En cuanto a la mano, Tony la había dibujado mientras pintaba pero el anteúltimo día le acorté los dedos, lo que me llevó a rehacerla totalmente, entonces no hay allí nada de dibujo suyo. Sólo me mostró cómo hacerlo. En síntesis, todo lo hice honestamente y, por otra parte, Tony no es una celebridad.» (Lunes 26 de abril de 1880)
    Digamos que este cuadro, el primero que Marie presentó en el Salón y al que se le había perdido el rastro durante mucho tiempo, apareció para ser rematado en Sotheby's en 2012 y fue adquirida por la fundación rusa Renacimiento de la memoria de Marie Bashkirtseff para su museo en Poltava, Ucrania.

Marie Bashkirtseff, Muchacha leyendo La cuestión del divorcio.

    No muy segura de sí misma, lo habrá de firmar con pseudónimo.
«Mi número es el 9091, "Mademoiselle Marie Constantin Russ". Espero que sea admitido. Ya le envié el número a Tony. » (Jueves 25 de marzo de 1880)
    A pesar de que disponían de una riqueza que les llovió del cielo, en casa de Marie Bashkirtseff se vivió siempre una caótica situación económica. Cuando vivían en Niza, el gran pasatiempo de su madre y de su tía era el casino de Montecarlo donde, nos imaginamos, habrán dejado fortunas. Los estudios de Marie nunca fueron una prioridad a la hora de organizar el presupuesto familiar.
«Desde hace cuatro o cinco días venía pidiendo los quinientos francos que le debo a Julian y otros quinientos para tomar un abono de un año en lugar continuar pagando por mes, lo que hacen mil doscientos francos en lugar de quinientos.» (Lunes 29 de marzo de 1880)

Marie Bashkirtseff, Retrato de madame Pot, 1880.

    Aun consciente de que la enfermedad había signado su destino desde adolescente, Marie Bashkirtseff nunca perdió su carácter jovial. Gastar bromas fue siempre parte de su forma de ser y, ya entrada en confianza con Robert-Fleury, no habría de desaprovechar el 1° de abril, día de chascos en Francia.
«Despaché al taller una caja de naranjas, que había vaciado y llenado con papeles. Le envié a decir a Tony que Julian lo esperaba a las cuatro en el café Veron. Mandé a avisarle a Amélie que su perro se había perdido y le escribí a la Mouzay que algo terrible nos sucedió y que debía venir enseguida.» (Jueves 1° de abril de 1880)
    Ya habían transcurrido casi tres años desde su llegada a la Academia. Marie también visitaba la casa de Robert-Fleury a quien, al menos en su Diario, llama siemplemente por su nombre.

«Pero a la tarde había pasado una gran hora en casa de Tony, donde conocí a Robert-Fleury padre [foto], que estuvo muy amable conmigo y que me comentó que había pasado cuatro años dibujando antes de pintar. Cuando el padre se fue, nos quedamos charlando con Tony  y fumé un cigarrillo.» (Sábado 17 de abril de 1880)

Joseph-Nicolas Robert-Fleury (1797-1890), Una lectura en casa de madame de Sevigne.

    Es por esa época que la tisis se hace patente. Inesperadamente —un caso entre cien— sus oídos se ven afectados, lo cual significa una catástrofe para un carácter expansivo como el de nuestra heroína. Marie se estaba quedando sorda.
«¿Saben?, no tengo idea de lo que Tony ha dicho acerca de mi pintura, hablaba bajo y gracias a los zumbidos en mis oídos no entendí nada… aunque fingí que sí y no pregunté. El asunto es grave.» (Sábado 24 de abril de 1880)
«Tony encuentra que mi pintura tiene mayor soltura. Le hablé de mi tisis y nos reímos de ello juntos, con él y con Amélie.» (Domingo 19 de setiembre de 1880)
   
    Si bien la relación con Tony ha tomado la forma de una respetuosa amistad, el vínculo con Julian se hace más estrecho al punto en que éste —y Marie lo habrá de asentar más de una vez— se convierte en su único confidente. Sólo con él habrá de exponer sus recónditos sentimientos para con Paul de Cassagnac (foto), el único hombre con quien Marie ha deseado un matrimonio por amor. Ya nos ocuparemos de él en otro artículo.
«Julian es alguien para mí porque con él hablo de los sentimientos más íntimos. —Si usted alcanza una gloria más elevada que la de Cassagnac, ya no pensará más en él —me dijo—. Si usted llega a ser célebre verá que estoy en lo cierto.» (Domingo 13 de junio de 1880)
    Transcurrida poco más de una década desde sus humildes comienzos, la Academia Julian crecía a pasos agigantados.
«Poco a poco nuestro atelier se parece al de los hombres, es decir que haremos la academia todo el día, con el mismo modelo, en la misma pose. En consecuencia podremos pintar grandes trozos. Hace dos o tres meses que tenía necesidad de eso; antes no me hubiese servido para nada pero ahora estoy a punto para ese trabajo. Sólo somos ocho, las otras alumnas, en número de veintidós pasaron al nuevo atelier que Julian prepara en el 51 de la calle Vivienne y donde la organización es como lo era en el nuestro antes. Hace tres años que trabajo. Bebimos un ponche que yo invité.» (lunes 1° de noviembre de 1880)

Una niña, 1880

    Por aquel entonces Julian convoca a Marie y a Amélie Beaury-Saurel y les ofrece a ambas pintar sendos cuadros sobre ambos atelieres de mujeres. 
«Luego de haber tenido malos sueños me fui al atelier en donde Julian me hizo el ofrecimiento que sigue: —Prométame que el cuadro será mío y le daré el tema que la hará célebre o al menos notable dos días después de la apertura del Salón.» (Viernes 24 de diciembre de 1880)
    Las dos camaradas ponen manos a la obra. Amélie renunciará a medio camino o no llegará a terminarlo en término. Marie continúa hasta el final, en tiempo y forma. Sobre esta pintura, El atelier de mujeres, ya nos hemos extendido en los posts primero, segundo y tercero de este blog.

Marie Bashkirtseff, El atelier de mujeres. Museo de bellas artes de Dnipropetrovsk, Ucrania.

«Esta mañana Tony llegó al mismo tiempo que yo al atelier. Le mostré el bocetito y charlamos sobre el cuadro. El salón donde trabajaré es muy pequeño e incluso sin el tabique nada será divertido, vista la dimensión del cuadro.» (Miércoles 5 de enero de 1881)

    En esos precisos momentos entra en funciones como maestro en el atelier de mujeres el pintor Pierre Auguste Cot (foto), con quien Marie no parece haber congeniado.
«Entrada en funciones de monsieur Cot, que se va a alternar con Tony.» (Sábado 15 de enero de 1881)
«Cuando se fue, llegó Tony, aterido de frío. Lo había citado por carta y fue muy gentil de su parte. Le rogué de venir a verme porque Cot para mí no existe, apenas lo sufrí por educación y eso fue todo.» (Sábado 22 de enero de 1881)

Pierre-Auguste Cot (1837-1883), La tormenta, La primavera y Dionisia.
 
    Corría en ese entonces el año 1881, Marie Bashkirtseff trabajaba en su cuadro El atelier de mujeres, la obra que habrá de ser la imagen icónica de la Academia Julian, y apenas había transcurrido poco más de una década desde que el maestro colocase en la puerta de su casa-atelier de la calle Viviene aquel cartel, buscando camaradas de estudios para compartir los honorarios del modelo. En ese brevísimo espacio de tiempo Julian había desarrollado una fulgurante carrera. Sus alumnos ya competían, codo a codo con aquellos de la escuela oficial de Bellas Artes, por el Premio de Roma. Aquel que de muchacho llegara desde su pueblito de Lapalud no trayendo más que sus sueños a cuestas, recibía la Legión de Honor.
«Al mediodía la criada llegó corriendo, el rostro congestionado. ¡Monsieur Julian ha sido condecorado! Una alegría general invadió la casa, compartimos el triunfo y Amélie, Neuveglise y yo bajamos a encargar en Vaillant una espléndida  cesta de flores con un gran lazo rojo. Vaillant no es un florista común, es un artista refinado. Ciento cincuenta francos, no es demasiado. Le agregamos una tarjeta así concebida: «A monsieur Julian, el atelier de mujeres del pasaje Panoramas». A las tres, Villevieille regresó expresamente para felicitarlo. Julian subió con su condecoración y yo tuve el placer de ver, por primera vez en mi vida, a un hombre absolutamente feliz. Él mismo lo reconoció. Nos habló de su anciana madre, a quien teme causarle una demasiado fuerte impresión cuando le anuncie la novedad. Luego, de un viejo tío que llorará como un niño. —Piensen, pues, ¡es un pueblito!, imagínense el efecto. Un pobre paisanito que se fue de allí sin nada… ¡Caballero de la Legión de Honor!— El padre Julian estuvo muy amable al hablar de su familia. El atelier también era una fiesta familiar. Bajo el impacto de la emoción, las alumnas menos simpáticas hablaban de ofrecerle un bronce, un recuerdo, qué se yo… Luego llegaron las otras alumnas, mi tía, Amélie, su madre y su hermana casada, Neuveglise, Larivière. Julian estaba encantado con nuestras flores. En fin, todo eso duró hasta las cinco y media.» (sábado 12 de febrero de 1881)
   
    Sin embargo Marie, a quien nada se le escapaba, sostenía que algo más que méritos había en la condecoración. Léon Say (foto), hombre fuerte en el mundo político francés, acababa de ser designado presidente de Senado. 


«Ha habido una mejoría en los asuntos del corazón de Amélie [foto], Julian comienza a ablandarse y todo hace esperar que se dejará seducir por el labio largo y la boca de ardilla, el mentón deprimido o más bien ausente, la mandíbula cuadrada, los ojos claros, las mejillas acaso lampiñas y con reflejos azules (polvo y pomada), los cabellos teñidos, ausentes y en placas sobre lo alto de la cabeza, de la infatigable, embaucadora e implacablemente enamorada Amélie. He aquí ocho años que trabaja allí y que urde su trama de amor. Habiendo rehusado todo regalo por el retrato de León Say, pariente de su familia, imploró sin embargo la cruz por su ideal. Una amiga de Villevieille estaba de visita en casa de León Say cuando Amélie fue a arrojarse a sus pies  y besarle las manos llorando de alegría el día en que finalmente Julian fue condecorado. Él tiene cuarenta y dos años, tiende a posar como hombre serio y le es imposible imaginar otro matrimonio. Yo pienso sin embargo que Magdeleine Delsarte, que se acerca a la treintena como Amélie pero que es adorable, le iría mucho mejor. Pero, sobre todo  después de la condecoración, ni qué pensar en eso. A mí el asunto me fastidia. Me roba un amigo, un confidente, una ayuda. Amélie me detesta, ha estado y tal vez está todavía celosa de esa amistad. Cada vez que Julian aprobaba o admiraba algo mío ella lo copiaba y, naturalmente resultaba feo o ridículo porque ella no tiene condiciones y, sobre todo, ni gusto ni elegancia. En fin, un odio que intenté aplacar por todos los medios. Y lo que me preocupa es que para pagar su  cruz Julian hará lo imposible para que Amélie tenga una medalla en el próximo Salón y, puesto que eso será horriblemente difícil, no le quedará aliento para otra cosa, pobre de mí.» (Martes 15 de noviembre de 1881)
  

    Haremos un paréntesis aquí para decir que Léon Say también había sido padrino de bodas de la hermana de Amélie, Irma Beaury-Saurel (1846-1833), con John Husson. 
    Y que habrán de transcurrir todavía catorce años más antes de que Amélie Beaury-Saurel (1849-1924) logre llevar al maestro Julian hasta el altar, eso será en 1895. ¿Qué sucedió durante todo ese tiempo? ¿Habrá estudiado Amélie durante más de veinte años en el atelier de mujeres y mantenido un asedio constante hasta lograr su propósito? Probablemente no. Tal vez 1895 sea simplemente el año de la formalización de la relación, tal como lo habían hecho los padres de Julian, que se casaron cuando éste ya había cumplido los ocho años. 
    Amélie comenzará entonces, o tal vez antes, a dirigir los atelieres de mujeres y extenderá su autoridad a toda la Academia a la muerte de Rodolphe Julian, en 1907. 
    Amélie Beaury-Saurel habrá de morir en 1924 y entonces será su hermana Irma quien tomará las riendas de la institución, junto con sus sobrinos Jacques y Gilbert Dupuis, vástagos de otra hermana de Amélie, Dolores (1858-1944) que se había casado con Louis-Fernand Dupuis.
    Clausurada durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, ya finalizada la misma la familia vende uno de los atelieres a André Del Debbio y Cécilie Beldent. En 1959, la hija de Irma Beaury-Saurel, la escritora Andrée Husson, que firmaba como André Corthis, vende el atelier restante a Guillaume Met de Penninghen y Jacques d’Andon. La Academia Julian-Del Debbio continuó hasta 2010, año del fallecimiento de este último. Actualmente forma parte de la Escuela superior de artes gráficas Penninghen





    Pero continuemos. Estábamos en 1881. Marie pinta  El atelier de mujeres, ya frisaba los veintitrés años y Tony (foto) es uno de los tantos candidatos a los que habrá de sopesar para un posible matrimonio.
 «Charlamos de nuestra casa y del bello atelier y yo le dije que mi familia me fastidia tanto que terminaré casándome. Entonces, bromeó sobre Tony y me preguntó muy seriamente si me casaría con él… El padre Rodolphe me impulsaría con todo placer… hacia su Tony, un tan encantador muchacho, lo que sería un final muy agradable, en definitiva.» (Sábado 5 de noviembre de 1881)

Marie Bashkirtseff, Georgette, 1881

    También pensará en Julian, pero para su prima Dina, de la que casi todo el mundo pensaba que era hermana de Marie.
«Estoy mejor, casi nada de fiebre. Julian vino a la tarde. Es realmente bueno y además muy divertido. Tenemos el terrible proyecto, como ustedes saben… pero no creo mucho en eso, aunque sería bueno para Dina que, con sus cien o ciento cincuenta mil francos de dote, no podrá casarse en Francia. Pero está la horrible Amélie… » (Domingo 11 de diciembre de 1881)
    El ambiente artístico vivía momentos de convulsión. El Estado francés había dejado de participar en la organización de los Salones anuales dejando el asunto en manos de los propios interesados. 
«¡Ah! Señor, escribo todo esto y gasto mi tiempo buscando hacer literatura para describir mi preocupación, mientras Breslau, menos estúpida, dibuja y trabaja. Tony ha rejuvenecido desde que se puso en la cabeza organizar la Sociedad de artistas libres. Ha preparado un informe muy aplaudido y ha investigado acerca de todas las sociedades que han existido, y teme que su nombre quede encadenado a esta historia… Tiene fuego en los ojos… ¡Ah!, si yo hiciese un buen cuadro, me sentiría así de regenerada.» (sábado 31 de diciembre de 1881)
    Pero la iniciativa de Tony no prospera.    
«Visité a Tony, a quien encontré muy molesto porque su asociación de artistas no funciona más. Parece envejecido y feo.» (Sábado 22 de abril de 1882)

Marie Bashkirtseff, Retrato de Alexandrine Patchenko, la mujer de su hermano Paul. Rijkmuseum, Amsterdam, Holanda.

    Por esta época Marie termina por encargarle su retrato a Tony. Como al pasar, nos revela que éste trajinaba un Diario al igual que ella. Tal vez nunca se publicó, no lo hemos detectado. ¡Cuánto testimonio de primera mano sobre tantos de los personajes del mundo de las artes, en aquella que fue una de las épocas culturalmente más intensas de las últimas centurias, encontraríamos allí!
«Ese pobre Tony borró la mano izquierda al final de la sesión. Por más que sea académico y aunque haya obtenido la medalla de honor, no está menos sujeto a… Y, en principio, tiene ganas de hacer algo muy bueno, me dijo que tenía casi pesadillas y migrañas porque esto no salió del primer trazo. Pues bien, como yo estoy a menudo así, simpatizo con esos males que conozco tan bien… Y de los cuales nadie se puede hacerse una idea si no se es de la partida… Tony escribe su diario todas las noches, como yo, ¿qué es lo creen ustedes que dirá de mí? » (Jueves 10 de agosto de 1882)
«Qué lástima que un hombre tan bueno, tan dulce no sea algo… posible. Como poso todos los días lo estudio, es un ser excelente y simple… El domingo habremos terminado… Hablamos riendo acerca de casarlo. Yo lo casaría con Dina, eso valdría mil veces más que con Julian. Julian es más chic y esto será, tal vez, más fácil. La mujer de Tony será más feliz, tiene un corazón poco común.» (Viernes 11 de agosto de 1882)
«Última sesión. Mi artista busca un tema para el próximo cuadro, algo moderno y bueno… Y además, quiere dejar en su obra una figura desnuda, sólo que es tan difícil encontrar un bello modelo… Da la impresión que entrevé dificultades insalvables… Realmente se podría decir que una bella mujer desnuda ya no se encuentra en Europa. Es para despertar en ustedes el deseo de ofrecerse como modelo. Yo lo haría si eso apuntase verdaderamente a la posteridad… O incluso simplemente por tener mi retrato con ese… atuendo… Tal vez Tony lo esperaba de buena gana… » (Jueves 17 de agosto de 1882)
    El resultado fue decepcionante.
«...vi a Tony y al retrato. Lo encontré malo, al retrato. No soy yo, no es mi expresión ni mi boca ni mi tez. No soy tan pálida, tengo los ojos mucho más vivos y la boca infinitamente más infantil, en cuanto a la nariz, me dibujó líneas y durezas entre los ojos que yo no tengo. Toda mi figura, en fin, está demasiado diluida, a pesar de esa dureza fuera de lugar en la nariz, y la pose no es mía, nunca estuve tan envarada como allí, jamás tuve las mejillas hinchadas ni los cabellos tan bien peinados. En fin. Ojalá que mi familia lo encuentre bien porque son cuatro mil francos… a pagar. No digo nada de lo que pienso, al contrario, intento admirar, pero esta tarde, frente al retrato, tal cosa me resultó imposible.» (Sábado 18 de noviembre de 1882)
«El retrato terminado, le envié un sobre con cuatro mil francos y una cesta de flores de Vaillant, el incomparable artista de las flores. Pero una cesta inmensa, encantadora. Estuvo positivamente conmovido, según lo que me dijo Rosalie, creo que este artista, que se ha vuelto viejo en este siglo «moderno», este artista de 1835, jamás recibió nada parecido. Aunque su retrato sea burgués, orleanista, etc., etc., lo traté gentilmente, una hace eso por sí misma y además se evita escribir una carta aburrida para acompañar los billetes de banco. ¡Ah! Bastien no haría tal retrato. Yo, la verdad es que pensaba que Tony me pintaría embanderada, griega, fina, pura, con formas bien dibujadas. Y en lugar de eso me muestra como señorita en un sillón, con un abanico en la mano.» (Domingo 24 de diciembre de 1882)
«Mi retrato me fue "librado". Es un verdadero horror. No me veo fea pero estoy haciendo una mueca extraordinaria. Además, de tan rígida se diría que estoy empalada y parece que estoy asustada de caerme de mi sillón. Los ojos ausentes y grandes, fijos en el vacío. La nariz, dura y gruesa. Pero el bouquet es  mi boca, que es linda pero que [Tony] ha fruncido en una mueca de sonrisa, inflando mis mejillas. Sepan que protesto contra semejante representación frente a la posteridad. Cuando llegó, los domésticos vinieron a decirme que me trajeron un cuadro. ¿De qué se trata?, es una señora de blanco. Y, cuando Rosalie les dijo que era yo, las otras saltaron: —¡Esta Rosalie!… ¡qué chistosa!, ¡siempre con sus bromas!— Cuatro mil francos. Pasa de castaño a oscuro por una mueca sin valor artístico. El fondo es rojo oscuro, espeso, opaco y encima los hombros al descubierto y esa cabeza abominable… Las manos están bien. El encaje está tan trabajado que quedó pesado, espeso, espantoso. No, pero si a la vuelta de cada esquina me topo con la felicidad…» (Lunes 8 de enero de 1883)
Marie Bashkirtseff por Tony Robert-Fleury, fotografía de mala calidad en blanco y negro del cuadro patrimonio de la Gallerie degli Uffizi en Florencia, Italia.

    Marie Bashkirtseff que, al igual que Louise Breslau, había descubierto y se había inclinado por las nuevas tendencias en la pintura, se mostraba cada vez más crítica al academicismo que anidaba en el atelier Julian.
«Me haría bien trabajar con Tony aunque… ¿qué podrá enseñarme?, tiene la misma odiosa aridez y la ignominia de color que yo. Si pudiese hacer que en su lugar fuese Bastien-Lepage, sería una verdadera felicidad, lo poco que sé lo aprendí de Breslau, que lo aprendió de Bastien-Lepage. Ver trabajar a alguien de talento es más grandioso que cualquier cosa que se pueda imaginar.» (Domingo 22 de mayo de 1881)
Marie Bashkirtseff, joven con bouquet de lilas, 1882.
«Querría intentar insuflarle la modernidad a este académico, tal como deseé purificar el salón de madame Cartwright… ¡Qué imposible ese Tony! Hace Vaubans, Lafayettes, Charlottes Corday… ¡¡O bien el cardenal y sus sobrinos!! ¡O bien Richelieu jugando con gatitos!... ¡Y el cardenal melómano! ¡Sé que es para vender pero, en fin! ¡Ni siquiera debería vender eso! ¡¡Y sus procedimientos!! Va a hacer un croquis de un árbol, escribe cuáles son los tonos y de regreso a su atelier, pinta chic, desde las notas escritas.» (Jueves 3 de agosto de 1882)

Tony Robert Fleury, Charlotte Corday.
«No es un artista, no lo fue jamás, no me interesa de ninguna manera este personaje en calcetines blancos de algodón y pantuflas de fieltro. Su atelier es árido, sensato y conveniente como él. Hay allí sillones burgueses de 1845 y un espantoso divancito estrecho y duro. Sin embargo no es por pobreza. Un hangar, algunos bocetos, un diván ancho y bajo, cubierto con un trapo viejo serían preferibles.» (martes 5 de diciembre de 1882)
Tony Robert-Fleury en su atelier.
«Fui a ver la pintura de Tony. No está mal pero yo puedo hacerlo mejor. Ya lo sabía, solo que él charla conmigo acerca de mi Salón y eso me hace bien. Tenía miedo de hablar de eso.» (Sábado 27 de enero de 1883 )
    Ya segura de sí misma, Marie había dado por finalizados sus estudios en el atelier de mujeres e instalado su propio estudio en el palacete familiar. La relación con Julian y con Tony, sin embargo, no se extinguió. No perdían la oportunidad de encontrarse y charlar como viejos amigos. Eran también los tiempos en que la enfermedad de Marie se hacía cada vez más evidente.
«Estoy tísica. Julian intenta asustarme para forzarme a que me cure… ¡Me curaría si tuviese confianza! ¡Se ve tan lúgubre a mi edad! Tiene razón Julian, de aquí a un año veré cómo habré cambiado, es decir, que no quedará nada. » (Miércoles 27 de julio de 1881)
«Ese querido Tony y ese querido Julian… ojalá que el cielo me conserve a estos dos amigos. Julian creía que regresaría mucho más adelante y enferma o que tal vez ya no regresaría. ¡Ah!, qué agradable es la simpatía… pero, sobre todo, la pintura.» (Sábado 5 de noviembre de 1881)
«Puedo hablar bien con… fíjense, hablo bien con Julian que no es tonto aunque siempre le agrega a todo una pizca de exageración para que el entusiasmo, por ejemplo, tenga un lado chistoso que lo ponga al abrigo de las burlas, por más ligeras que sean, o simplemente en caso de que no lo comprendan… ¿no les parece bien? » (Domingo 2 de octubre de 1881)
«Retorné al atelier Julian.» (Lunes 24 de abril de 1882)
«Cuando Julian me hace hablar todos mis sueños cobran un viso de realidad. Julian es mi confidente, el único en el mundo, aunque no haya en él toda la altura ni toda la profundidad con la cual querría ser comprendida… » (Viernes 6 de octubre de 1882)
Marie Bashkirtseff, Desesperación, 1882.

    Cuando, interrumpido muchas veces su trabajo a causa de frecuentes travesías —se la llegó a llamar Nuestra señora del sleeping-car— y de los períodos en los que la enfermedad la postraba en cama, Marie Bashkirtseff cayó en un pozo de inseguridad, el maestro aprovechó la oportunidad para regresarla al redil.
«Desde hoy trabajo en el atelier Julian.» (Lunes 20 de noviembre de 1882)
«No se lo diré a nadie salvo a Julian que ha cenado aquí. A la noche, cuando nos encontramos un instante a solas, le hice una señal significativa con la cabeza, señalándome la garganta y el pecho. No quiere creerlo, parezco tan fuerte…» (Jueves 28 de diciembre de 1882)
    En el Salón de 1883, Marie expone dos óleos sobre tela, Jean et Jacques y Une parisienne, retrato de Irma, su modelo favorita, y un pastel, el retrato de su prima Dina. Tony, miembro del jurado, en el momento de la selección previa en la que cientos, a veces miles de obras eran aceptadas y muchas miles rechazadas, le remite un telegrama. «Palacio de los Campos Elíseos. Asociación de los Artistas Franceses para las Exposiciones anuales de Bellas Artes. Señorita: le escribo desde la mesa misma de la sala del jurado para decirle que la cabeza al pastel, el retrato de su prima, ha tenido un verdadero éxito en el jurado. Le hago llegar todos mis cumplidos. No tengo necesidad de decirle que sus pinturas han sido muy bien recibidas. Este año es un verdadero triunfo para usted y yo estoy muy contento por ello. Respetuosas recuerdos. Tony Robert-Fleury.» (Viernes 30 de marzo de 1883)


Marie Bashkirtseff, Retrato de Dina, Salón de 1883. 
«Pero esta mañana visité a Julian para hacerme repetir aquellas bellas cosas. Parece que Bouguereau le dijo: "Usted tiene una rusa que envió algo que está bastante bien, bastante bien". —Y usted sabe —agregó Julian—, que en boca de Bouguereau eso es algo enorme cuando no se trata de alguno de sus alumnos—.» (Sábado 31 de marzo de 1883)
    Marie confiaba en que Tony ejerciese a su favor su influencia en el jurado. Fundaba sus expectativas en su óleo Jean et Jacques. Habían transcurrido dos años desde la mención especial de Louise Breslau y Marie debía obtenerla en esta oportunidad para estar a la altura de su rival, que le llevaba ese tiempo de ventaja en los estudios. Sin embargo, el premio fue para el pastel, género menor en el arte pictórico. Decepcionada, Marie cuelga el cartel "Mención especial" de la cola de su perro Coco. Según se dice, ese desplante habría sellado su suerte para el Salón del año siguiente —el último de su vida— en el que todo el mundo le auguraba una medalla.
«Tony se ocupó tanto de mi cuadro como del dibujo de Alice, que creía rechazado. Así que fui bastante tonta al confiarme únicamente en él. Yo, que conozco algunos miembros del jurado. Bastien es todo poderoso, Carolus, Gervex, Carrier-Belleuse… Ahí los tienen. No les he dicho una palabra a ninguno de ellos… Fue Julian quien me habló de todo ese asunto. Lo encontramos en el Salón. Ellos ni siquiera sabían si yo había enviado algo o qué cosa había enviado. Esos miembros del jurado de quienes creía que podría servirme.» (Martes 1° de mayo de 1883)

Marie Bashkirtseff, Une parisienne, Salón de 1883.
 
     Marie, que sabía cómo dar rienda suelta a su cólera, le envía una carta furibunda a Tony y éste le responde con un telegrama: «Yo por mí solo no puedo luchar contra el jurado todo entero, he hecho lo mejor o, al menos, creo que he hecho lo mejor. Tranquilícese y no vea las cosas desde un día tan espantoso. Hay mucha gente que estaría feliz de estar en su lugar. Crea, señorita, en mis mejores y más devotos sentimientos. Tony Robert-Fleury.» (Jueves 24 de mayo de 1883)

    Hay que hacerse, sin embargo, una idea del valor y del reconocimiento que representaba un premio en un evento artístico que era el más importante del mundo y en el que miles de artistas de todas partes presentaban sus obras con la expectativa de un galardón que, tal como hemos visto que ocurrió con Breslau en el post anterior, los hiciese salir de las sombras y, para quienes —como Marie— apenas se iniciaban, les abriese las puertas del mercado de las artes.
«¡Esos pobres artistas! Había algunos muy impresionados, hombres de cuarenta y cinco años muy pálidos, muy conmovidos, con sus levitas y sus trajes mal hechos, que iban a recibir su medalla y estrechar la mano de Jules Ferry, ministro. Un buen escultor, luego de recoger su estuchecito, apenas volvió a su lugar lo abrió y su cara se iluminó con una sonrisa muy bella, como la sonrisa de un niño.» (Viernes 22 de junio de 1883)
Marie Bashkirtseff, El paraguas, 1883.

    Enrolada definitivamente en la corriente naturalista que, en el ámbito de la literatura había inaugurado Émile Zola, a quien ella leía con pasión, y su admirado Jules Bastien-Lepage en el pictórico, Marie se enfoca a pintar a la gente de la calle de los suburbios parisinos, acaso para diferenciarse de Bastien, cuyo tema eran los campesinos de provincia. En tanto que la pintura académica proponía pintar todo mediante concienzudos estudios de atelier, las nuevas tendencias apuntaban a lo espontáneo, a la pintura al aire libre. 
«¡La calle! Regresando de casa de Tony nos hicimos llevar por las avenidas alrededor del Arco del Triunfo, eran las seis y media, verano, los porteros, los chiquillos de compras, los obreros, las mujeres, todo eso en las puertas o sobre los bancos públicos o charlando frente al mercader de vinos. ¡Pero si allí hay cuadros admirables! ¡Rotundamente admirables! Lejos de mí apuntar sobre todo a una parodia de la realidad, eso es cosa para gente vulgar. Pero en esa vida, en esa realidad hay cosas admirables. Los más grandes maestros sólo son grandes por la verdad. Regresé maravillada de la calle, sí, y todos aquellos que se burlan de eso que llaman naturalismo no saben de qué se trata y son imbéciles. Se trata de atrapar la naturaleza en el acto, de saber escoger y atraparla. La elección hace al artista.» (Lunes 7 de agosto de 1882)
    Durante 1883 Marie pintará la que habrá de ser su obra más conocida, Un meeting. 
«Pasé la mañana en el atelier conversando con estas señoras y atrapé por un instante a Julian para rogarle que venga a ver a mis pilluelos. Comprenden ustedes que no quiero consejos, sólo la impresión del público. Ahora bien, Julian representa a la mayoría razonable. Llegó para cenar. Hubo que traer la tela desde el asilo. Vio a las dos, primero a los pilluelos, que son seis. Hay uno grande, casi de espaldas mostrando en su mano no se sabe qué a los otros cinco agrupados alrededor de él. Se ve la calle bastante a lo lejos y, más allá, a dos o tres niñas que se van. Me hizo suprimir completamente la farola que estaba en la esquina izquierda, tiene razón. Al resto lo encontró  original, agradable y piensa que es un éxito casi seguro.» (Sábado 12 de mayo de 1883)
   El otro cuadro al que se refiere Marie es Las mujeres santas, la obra en la que ya venía trabajando desde hacía dos años y que nunca concluyó puesto que siempre quiso pintarla in situ y jamás se le dio la oportunidad de viajar a Palestina o a Argelia. Inconclusa, orna el interior de su mausoleo. Un boceto de esta obra es patrimonio de la galería Tretiakoff de Moscú.

Marie Bashkirtseff, Las mujeres santas, boceto previo. Galería Tretiakoff, de Moscú, Rusia.
«Tony cenó aquí esta noche. Dice que mis pilluelos, intitulados Un meeting, han ganado mucho y que, en definitiva está seriamente bien y que eso contará en el Salón. Ese bravo y buen Tony me ha dedicado un pequeño discurso sobre la poca confianza que tengo en él y sobre mis tendencias modernas, a las cuales está lejos de oponerse.» (Martes 11 de marzo de 1884 )
    En 1883 Marie también pintó el retrato del joven príncipe serbio Bojidar Karageorgevitch, tal vez el más próximo de sus amigos.
«Julian encontró muy chic el retrato de Bojidar y le gustó mucho el cuadro, sólo que él piensa lo que yo pienso. Cuando se tiene un tema semejante una tiene que pagarse el placer de obtener un máximo de ejecución.» (Lunes 8 de octubre de 1883)
Marie Bashkirtseff, Retrato de Bojidar Karageorgevitch. Museo de Bellas Artes de Belgrado, República de Serbia.

«Una buena velada con Julian y Tony. Tony me dijo que llevó a su padre ante mi cuadro sin decir de quién era y que su padre lo encontró muy bien, muy bien. Realmente.» (Viernes 2 de mayo de 1884)

Marie Bashkirtseff, Un meeting. Éxito de crítica y público pero sin premio en el Salon de 1884.

    Durante 1884 a Marie decidió hacer gala de su habilidad para con el dibujo anatómico y se le ocurrió pintar una escena de luchadores callejeros. Tal vez había visto las ilustraciones de ese género que había realizado Rodolphe Julian. Pero el cuadro terminó frustrado porque nunca dio con los modelos.
«Julian acaba de hacerme otra canallada. Le había rogado que viniese a informarme sobre los luchadores. Sabe perfectamente que no puedo pedirle ese servicio a nadie más que a él, y sabe lo que significa ser frenado cuando se tiene un cuadro en la cabeza.» (Domingo 6 de julio de 1884)
    Con vistas al Salon de 1885 habrá de encarar entonces otra escena de la vida suburbana, varios personajes sentados en un banco en la calle, pintados sobre una gran tela de más de tres metros de ancho por dos metros y medio de alto.
«Pero tanto más valdría una de esas escenas cotidianas, de todos los días y donde el mérito esté en el estudio profundo de los caracteres. Un banco público sobre el bulevar de Batignolles e incluso en la avenida Wagram, ¿lo han observado? Con la calle y la gente que pasa. ¡Todo lo que contiene un banco!, ¡qué novelas, qué dramas! El descastado con un brazo apoyado en el respaldo y el otro sobre la rodilla, su mirada perdida; la mujer con el niño sobre las rodillas; la mujer del barrio que trajina agotada. El muchacho de la tienda que se sentó muy contento a leer un diarito. El obrero adormilado, el filósofo o el desesperado que fuma. Estoy viendo tal vez demasiadas cosas… Sin embargo, miren bien hacia las cinco o seis de la tarde. Sí. ¡Ahí está!, ¡ahí está!, ¡ahí está! Me parece que lo encontré.» (Lunes 14 de julio de 1884)
 
Atelier de Marie Bashkirtseff, fotografía de la época. Arriba y a la izquierda se puede apreciar el cuadro inconcluso Un banco, sus medidas: 3,15 x 2,47 m.

    Por esa época Tony Robert-Fleury que, en 1873 había sido condecorado como Caballero de Legión de Honor, recibe la distinción por segunda vez, en esta oportunidad en grado de Oficial. 
«Tony me había desmoralizado ayer. Había venido a agradecerme por mis felicitaciones en ocasión de su condecoración. Sí, mis amigos, Tony fue condecorado y Bastien no.» (Jueves 24 de julio de 1884)

Marie Bashkirtseff, La primavera, 1884 (detalle).

    Los primeros aires gélidos golpearon a Marie mientras trabajaba en la calle. Ese otoño encuentra la recluida en su casa. 
«No pude salir. Estoy  absolutamente enferma, aunque no en cama. El médico viene día por medio desde la visita de Potain, que me envía su sub-Potain. ¡Ah, Dios mío, Dios mío!, y mi cuadro… Mi cuadro. Mi cuadro, ¡Mi cuadro! Julian vino a verme. Entonces es que están diciendo que estoy enferma. ¡Desgraciadamente!, ¡cómo ocultarlo! ¡Y cómo ir a ver a Bastien!» (Domingo 12 de octubre de 1884)
«Tengo fiebres terribles que me extenúan. Paso todo el día en el salón, cambiando de sillón y de diván. Bastien vino otra vez. Y Robert-Fleury. Dina me lee novelas. Potain vino ayer y volverá a venir mañana. Ese hombre no tiene necesidad de dinero y si viene varias veces es que se interesa un poco en mí.» (Jueves 16 de octubre de 1884)
     Un día antes de su última anotación —que ya transcribimos en el post de Emile Bastien-Lepage— Marie toma su pluma para anotar, escuetamente, como una rutina que ya se ha repetido tantas veces...
«Tony y Julian a cenar.» (Domingo 19 de octubre de 1884)
    Su estado se agravará de allí en más. Marie abandonará este mundo un par de semanas más tarde, el 31 de octubre de 1884. Julian estará presente en el instante final, junto a Bojidar Karageorgevitch. Esa fría madrugada también encontrará allí al pintor Gustave Courtois, que retratará a Marie en su lecho de muerte.

Gustave Courtois, La muerte de Marie Bashkirtseff. Museo de la fundación rusa Renacimiento de la Memoria de Marie Bashkirtseff.
 


 Pero la vida continuará para Julian y para Tony.

    Julian habrá de vivir, pues, hasta los sesenta y ocho años. Llegó a la vejez como un hombre de fortuna. En Lapalud, su pueblo natal, poseía una hermosa propiedad que hoy día se conoce como castillo de la Garoutte. Con Amélie Beaury-Saurel no tuvieron hijos.


El castillo de Julian en Lapalud, en la actualidad. Crédito: captura de pantalla de Google Maps.

    También poseía otras varias propiedades en la región.


Rodolphe Julian, única fotografía que hemos encontrado hasta el momento.

    En cuanto a Tony Robert-Fleury, poco es lo que sabemos aunque damos por sentado que continuó mucho tiempo en actividad puesto que en 1907, más de veinte años después de la muerte de Marie, lo encontramos recibiendo por tercera vez la Legión de Honor.

Tercera Legión de Honor para Tony Robert-Fleury, en grado de Comandante.

    Una gran cantidad de sus alumnos se han consagrado como destacados pintores. Su obra, sin embargo, quedó opacada en el tiempo —como la de otros muchos de sus contemporáneos— detrás del deslumbrante resplandor que significó el Impresionismo.


Tony Robert-Fleury en su estudio, en 1901.

    Dos años mayor que Julian, Tony lo sobrevivirá cinco. Había nacido el 1° de setiembre de 1837 y se extinguirá el 8 de diciembre de 1912.
    ¿Habrán sido amigos? ¿Transcurrió Tony sus años de madurez en los atelieres de Julian? ¿Podemos imaginarnos a los dos veteranos maestros, sentados café de por medio, charlando de los viejos buenos tiempos en los que aquella rusa brilló un momento y se apagó y volvió a encenderse desde las páginas de su Diario? ¿Qué secretos nos habrá dejado dicho Tony en el suyo propio y que  tal vez nunca conoceremos? 
«Tony escribe su diario todas las noches, como yo, ¿qué es lo creen ustedes que dirá de mí? » (Jueves 10 de agosto de 1882) 

Los maestros Tony Robert-Fleury y Rodolphe Julian.



© José H. Mito





Del Índice de personajes citados en el Diario de Marie Bashkirtseff.


  Tony Robert Fleury y Rodolphe Julian en el Glosario de la versión en español del Diario de Marie Bashkirtseff, de próxima aparición, actualmente en etapa de revisión general. La edición constará de dos volúmenes con un total de poco más de mil seiscientas páginas, de las cuales alrededor de cien estarán ocupadas por este índice de los miles de personajes citados —la mayoría mencionados sólo por el apellido— a los cuales en gran medida hemos podido identificar para este trabajo de traducción. La edición integral en francés del Cercle des Amis de Marie Bashkirtseff publicada entre 1995 y 2005 abarca dieciséis tomos. Esta versión en español es una selección de textos escogidos que representan un cuarenta por ciento del total, con una rigurosa continuidad narrativa, en la que se pretende rescatar a la verdadera Marie Bashkirtseff para el público hispanoparlante.




Marie Bashkirtseff Dixit: «¿De qué se trata el arte elevado si no es aquél que mientras pinta los cabellos, las vestimentas, los árboles a la perfección, de manera de hacérnoslo tocar por así decirlo, al mismo tiempo pinta las almas, los espíritus, las existencias?» (Miércoles 16 de enero de 1884)



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Te invito a visitar mi web site en homenaje a Marie Bashkirtseff, donde podrás encontrar una galería bastante completa de sus obras:

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